¿Cuál es la opción de almacenamiento de energía más barata?
10 de octubre, 2025
Cada vez más empresas se enfrentan a una misma pregunta: ¿cómo almacenar energía de forma eficiente y, sobre todo, económica? Con la creciente implantación de renovables y la necesidad de garantizar un suministro estable, el almacenamiento energético ha pasado de ser una opción futurista a convertirse en un pilar estratégico para la competitividad.
Sin embargo, la respuesta a qué opción es la más barata no es tan simple como elegir una tecnología frente a otra. El coste del almacenamiento depende de múltiples factores: la escala del proyecto, la duración del almacenamiento, los ciclos de uso, la ubicación geográfica y, por supuesto, el marco regulatorio.

¿Por qué no hay una única opción “más barata”?
En el mercado energético no existe una tecnología que sea siempre la más económica en todos los escenarios. Lo que para una gran hidroeléctrica puede ser la mejor inversión, no necesariamente lo es para una industria mediana que busca optimizar su consumo eléctrico.
El análisis de costes debe ir más allá del precio inicial. Incluye también la eficiencia del sistema, el mantenimiento, la vida útil y la capacidad de adaptarse a las necesidades concretas de cada empresa.
Métricas clave para comparar costes de almacenamiento
Antes de analizar tecnologías, conviene entender qué métricas utilizan los expertos para determinar qué opción es más barata:
- Coste de capital (CAPEX): inversión inicial en infraestructuras y equipos.
- Costes operativos y de mantenimiento (OPEX): gastos periódicos asociados a la operación.
- Eficiencia energética: porcentaje de energía almacenada que realmente se recupera.
- Vida útil y ciclos de carga/descarga: cuántas veces puede usarse antes de perder capacidad.
- Coste nivelado del almacenamiento (LCOE/LCOS): métrica que combina todos los factores anteriores para calcular el coste real por kWh.
Comparativa de tecnologías: pros, contras y costes aproximados
Bombeo hidroeléctrico (PHS)
El almacenamiento por bombeo hidroeléctrico es, a gran escala, uno de los métodos más baratos en términos de coste nivelado. Consiste en bombear agua a un embalse superior en momentos de baja demanda y liberarla para generar electricidad cuando es necesario.
- Ventajas: costes bajos por kWh, vida útil de varias décadas, tecnología probada.
- Limitaciones: requiere condiciones geográficas muy específicas y grandes inversiones iniciales.
Almacenamiento térmico
Se basa en acumular calor en materiales como sales fundidas o incluso arena caliente para después convertirlo en electricidad. Es ampliamente utilizado en plantas termosolares.
- Ventajas: costes competitivos, especialmente para almacenamiento de varias horas.
- Limitaciones: aún poco extendido fuera del ámbito solar y no siempre adaptable a instalaciones empresariales pequeñas.
Aire comprimido (CAES)
El sistema comprime aire en cavidades subterráneas y lo libera para accionar turbinas. Su coste de capital puede ser bajo en ciertas condiciones.
- Ventajas: escalabilidad y costes competitivos para proyectos a gran escala.
- Limitaciones: baja eficiencia y dependencia de formaciones geológicas adecuadas.
Baterías (ion-litio, flujo, etc.)
Hoy en día, las baterías de ion-litio son la solución más extendida para empresas que necesitan almacenamiento energético.
- Ventajas: flexibilidad, modularidad y rápida instalación. Pueden adaptarse a proyectos pequeños y medianos.
- Limitaciones: coste por kWh más alto que otras tecnologías a gran escala, degradación con el tiempo y necesidad de reciclaje especializado.
Tecnologías emergentes
Se están desarrollando alternativas como el almacenamiento por gravedad (bloques elevados que generan energía al descender) o el almacenamiento térmico con arena caliente, con costes teóricos muy bajos.
- Ventajas: potencial de reducción significativa en costes.
- Limitaciones: aún en fase experimental, sin aplicaciones masivas para empresas.
| Tecnología | Pros | Contras | Coste estimado (€/kWh)* | Aplicaciones típicas |
|---|---|---|---|---|
| Bombeo hidroeléctrico (PHS) | Muy bajo coste a gran escala, larga vida útil (>40 años), tecnología probada | Requiere geografía adecuada, alta inversión inicial | 50 – 100 €/kWh | Grandes proyectos de red y suministro estable |
| Almacenamiento térmico (sales fundidas, arena, etc.) | Costes competitivos, buena duración (4-12h), baja degradación | Limitado fuera de plantas termosolares, tecnología aún poco extendida | 10 – 50 €/kWh (según escala) | Plantas termosolares, industrias con alto consumo térmico |
| Aire comprimido (CAES) | Escalable, costes de capital moderados | Eficiencia baja (40-60%), requiere cavidades geológicas | 100 – 150 €/kWh | Proyectos industriales a gran escala |
| Baterías de ion-litio | Flexibles, modulares, fácil instalación, despliegue rápido | Coste más alto por kWh, degradación con el uso, reciclaje complejo | 200 – 400 €/kWh | Empresas medianas, autoconsumo con renovables |
| Baterías de flujo | Larga vida útil (más ciclos), buena para almacenamiento prolongado | Mayor coste inicial, aún menos extendidas | 150 – 300 €/kWh | Instalaciones con demanda continua y estable |
| Tecnologías emergentes (arena caliente, gravedad, líquidos) | Costes teóricos muy bajos, alto potencial | Poca madurez, falta de ejemplos comerciales | 4 – 20 €/kWh (experimental) | Proyectos piloto e investigación |
*Los costes son estimativos, basados en estudios internacionales y pueden variar según escala, geografía y regulación.
Casos de uso empresarial: ¿qué opción puede ser la más económica?
Para decidir cuál es la opción de almacenamiento más barata, la empresa debe preguntarse:
- ¿Cuál es mi escala de consumo?
- Industrias medianas suelen beneficiarse más de baterías modulares.
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- Grandes corporaciones con infraestructuras energéticas pueden optar por proyectos de bombeo o almacenamiento térmico.
- ¿Qué duración de almacenamiento necesito?
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- Para unas horas de respaldo, las baterías suelen ser la mejor opción.
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- Para almacenamiento de varios días, tecnologías térmicas o hidroeléctricas pueden resultar más baratas en coste por kWh.
- ¿Qué restricciones regulatorias y geográficas existen?
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- En España, la normativa y la disponibilidad de terrenos influyen directamente en la viabilidad de proyectos de gran escala.
Factores que pueden alterar el orden de “más barato”
Incluso si una tecnología aparece como más económica en tablas comparativas, existen variables que pueden cambiar radicalmente el análisis:
- Incentivos o subvenciones públicas.
- Precio de la electricidad en el mercado mayorista.
- Costes logísticos de transporte y mantenimiento.
- Evolución tecnológica y caída de precios en materiales críticos (como litio o sodio).
En definitiva, lo barato no siempre es universal: depende de las necesidades concretas de cada empresa y de su estrategia energética.
Conclusión: elegir bien es más importante que elegir lo “más barato”
Cuando hablamos de almacenamiento energético, la pregunta clave no es únicamente cuál es la tecnología más barata, sino cuál es la más rentable para mi empresa en el largo plazo. Un análisis integral que tenga en cuenta costes, durabilidad, regulación y eficiencia marcará la diferencia entre una inversión estratégica y un gasto innecesario.
La buena noticia es que hoy existen múltiples alternativas que permiten a las empresas reducir su dependencia de la red, ganar resiliencia y posicionarse como líderes en sostenibilidad.
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